LAS CONDICIONES DE TRABAJO
MALSANAS Y AGOTADORAS
“El aire caliente
y húmedo, que es el que más reina en las fábricas de hilados y tejidos, es
altamente debilitante; produce abundantes sudores; languidez muscular y
debilidad en el sistema gástrico, acompañada de poco apetito; respiración lenta
y penosa; movimientos pesados y difíciles; la sangre no se arterializa
debidamente; las impresiones e ideas se obtunden y el sistema nervioso se
entorpece. Aunque nuestros obreros no perciben estos síntomas, propios de una
temperatura fuertemente cálida, no por eso deja de sentirlos su naturaleza, que
insensiblemente va tomando todos los caracteres del temperamento linfático, al
que conduce esta temperatura [...].
El tejedor, bajo
cuyas narices se forma la borrilla, la absorbe con sus inspiraciones anhelosas,
ocupando ésta el lugar reservado al oxígeno, que en vano piden los pulmones.
He aquí la causa
del ahilamiento y de la debilidad de algunos desgraciados tejedores, a quienes
la necesidad obliga a pasar 14 y más horas diarias unidos a un telar,
manteniendo el cuerpo en constante corvadura, siendo su pecho sin cesar
conmovido por el bracear de la lanzadera, y las percusiones del balancín contra
cada uno de los hilos de la trama; he aquí la causa de esa enfermedad, que
comenzando por una tos cada vez más fuerte y más difícil, llega a tener todas
las apariencias de una tisis pulmonar, siendo llamada por los médicos de los
distritos manufactureros tisis algodonera, o pneumonía algodonera; nombres
significativos de una enfermedad cruel, cuyas víctimas van a morir a los
hospitales en la flor de la edad; porque, como esta operación no exige fuerzas
musculares, se encarga a las mujeres y a los jóvenes de pocos años.”
J. SALARICH:
Higiene del tejedor. Vich, 7858.1856